John Locke

(Inglaterra1632- 1704) Filósofo y médico inglés considerado como uno de los más influyentes pensadores del Siglo de las Luces y conocido como el “Padre del Liberalismo Clásico”. Considerado como uno de los primeros empiristas británicos, siguió las ideas de Francis Bacon y también tuvo una participación fundamental en la teoría del contrato social. Su trabajo afectó en gran medida el desarrollo de la epistemología y la filosofía política. Sus escritos influyeron en Voltaire y Rousseau, muchos pensadores de la Ilustración escocesa, así como los revolucionarios estadounidenses. Sus contribuciones al republicanismo clásico y la teoría liberal se reflejan en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos. La teoría de la mente de Locke es frecuentemente citada como el origen de las concepciones modernas de la identidad y del yo, que figuran prominentemente en las obras de filósofos posteriores como Hume, Rousseau y Kant. Locke fue el primero en definir el yo como una continuidad de la conciencia. Postuló que, al nacer, la mente era una pizarra o tabula rasa en blanco. Al contrario de la filosofía cartesiana —basada en conceptos preexistentes—, sostuvo que nacemos sin ideas innatas, y que, en cambio, el conocimiento solamente se determina por la experiencia derivada de la percepción sensorial.

Biografía

Su padre, un abogado rural y empleado de los Juzgados de Paz en Chew Magna, y su madre eran puritanos.  En 1647, Locke fue enviado a la prestigiosa Westminster School en Londres, bajo el patrocinio de un miembro del Parlamento y ex jefe de su padre. Después de completar sus estudios allí, fue admitido en la Christ Church (Oxford). Allí conoció obras de los filósofos modernos, como René Descartes, se introdujo en la medicina y la filosofía experimental, y se convirtió en miembro de la Royal Society.
En 1656 se le otorgó su licenciatura y dos años más tarde una maestría. En 1674 obtuvo un título de medicina y trabajó con varios científicos y pensadores notables. En 1666, conoció a Lord Anthony Ashley Cooper, conde de Shaftesbury, y un año más tarde se trasladó a su casa, en Londres, para servir como su médico personal. Allí reanudó sus estudios de medicina, y se desempeñó como Secretario de la Junta de Comercio y Plantaciones y Secretario Titular de los Lores de Carolina, en donde ayudó a dar forma a sus ideas sobre el comercio y la economía internacionales.
Shaftesbury, como uno de los fundadores del movimiento whig, ejerció una gran influencia en las ideas políticas de Locke, quien en ese tiempo compuso la mayor parte de los Dos tratados sobre el gobierno civil. Actualmente a esta obra se la considera como un argumento contra la monarquía absoluta (en particular, expuesto por Robert Filmer y Thomas Hobbes) y para alcanzar el consentimiento individual como la base de la legitimidad política. Sus ideas acerca de los derechos naturales y el gobierno son hoy consideradas bastante revolucionarias para ese período en la historia inglesa.
En 1683, sobre él cayó una fuerte sospecha por haber participado de un complot, por lo que huyó a los Países Bajos, donde tuvo tiempo para regresar a la escritura e invirtió mucho en volver a trabajar el Ensayo y componer la Carta sobre la tolerancia. No volvió a casa hasta después de la Revolución Gloriosa, y acompañó a la esposa de Guillermo de Orange en su regreso a Inglaterra en 1688. La mayor parte de las publicaciones de Locke fue redactada después su regreso del exilio.
Una amiga íntima de Locke, lo invitó a su casa de campo en Essex. Aunque su estancia allí estuvo marcada por una salud variable a raíz de sus ataques de asma, se convirtió en un héroe intelectual de los whigs. Durante este período, discutió temas con figuras como John Dryden e Isaac Newton.
Murió el 28 de octubre de 1704, y fue enterrado en el cementerio de la localidad de High Laver (Essex). Locke nunca se casó ni tuvo hijos.
Los eventos que ocurrieron durante la vida de Locke incluyen la Restauración inglesa, la gran peste y el Gran Incendio de Londres. No llegó a presenciar el Acta de Unión de 1707, aunque los tronos de Inglaterra y Escocia se mantuvieron en unión personal durante toda su vida.

Ideario y obra

Para Locke, el conocimiento solamente alcanza a las relaciones entre los hechos, al cómo, no al por qué. Por otra parte cree percibir una armonía global, apoyado en creencias y supuestos evidentes por sí mismos, por lo que sus pensamientos también contienen elementos propios del racionalismo y el mecanicismo.
Cree en un Dios creador cercano a la concepción calvinista del gran relojero, basando su argumentación en nuestra propia existencia y en la imposibilidad de que la nada pueda producir el ser. Es decir, un Dios tal como lo describe el pensador racionalista, René Descartes, en el Discurso del método: de la esencia divina solamente pueden ser conocidos los accidentes y sus designios solamente pueden ser advertidos a través de las leyes naturales.
Trata la religión como un asunto privado e individual, que afecta solamente a la relación del hombre con Dios, no a las relaciones humanas. Considera la ley natural un decreto divino que impone la armonía global a través de una disposición mental (reverencia, temor de Dios, afecto filial natural, amor al prójimo), concretada en acciones prohibidas (robar, matar y en definitiva toda violación de libertad ajena), que obligan en favor de la convivencia.
En su obra Ensayo sobre el entendimiento humano, Locke planteó los fundamentos del conocimiento humano y advirtió su intención de realizar una “obra moralmente útil”. Concebida en la época de los grandes descubrimientos científicos (especialmente palpables en los trabajos de Christiaan HuygensIsaac Newton), Locke pensaba que la filosofía tenía que participar en estos importantes avances, eliminando, por ejemplo, todas las invenciones y los conceptos inútiles acumulados durante los siglos anteriores. Según él, las analogías y las relaciones entre los contenidos del conocimiento, son los elementos que permiten la elaboración de instrumentos críticos capaces de eliminar los conocimientos erróneos. Debido a su característico empirismo analítico, se opuso a las concepciones puramente mecanicistas y sistemáticas cartesianas y, pese a ser cuestionado por Gottfried Wilhelm Leibniz, su influencia sobre los filósofos de la Ilustración fue considerable.
En el primer libro del Ensayo, Locke insistía en la necesidad de prescindir de consideraciones a priori y, en oposición a René Descartes, afirmaba que no existen conocimientos innatos y que sólo debe ser tenida en cuenta la experiencia.
En el segundo libro, propuso que la sensación (o las “impresiones en nuestros sentidos por los objetos exteriores”) y la reflexión (“reflexión del espíritu sobre sus propias operaciones a partir de ideas de sensación”), se fundamentan en la experiencia y en las ideas simples creadas por medio de la percepción inmediata derivada de las excitaciones que provienen de los objetos.
La mente, además, tiene la capacidad de asociar y combinar estas ideas simples, produciendo así las ideas complejas que pueden ser: de sustancia (cosas individuales que existen), de modo (las que no existen en sí mismo sino en una sustancia) y de relaciones (que describen asociaciones de ideas).
En el tercer libro se interesaba por las relaciones entre el lenguaje y el pensamiento, en la formación intersubjetiva del conocimiento. Las palabras remiten a ideas generales que son evidenciadas por sustracciones sucesivas de sus particularidades circunstanciales. Distinguía entre las esencias nominales (que son complejas, y establecidas para servir a la selección y clasificación de las ideas) y las esencias reales (para uso de la metafísica, inaccesibles a la razón, la cual no puede tener acceso a su conocimiento).
En el cuarto libro trataba de averiguar lo que se establece a partir del acuerdo o desacuerdo entre dos ideas, ya fuera por intuición, por demostración racional o por conocimiento sensible. La confrontación práctica permite despejar la duda. No son conexiones entre las ideas nacidas de cualidades sensibles lo que percibimos. De hecho, el conocimiento humano se basa en las definiciones que da a las cosas llamadas “reales”. El saber humano es, pues, limitado. Sólo el conocimiento proporcionado por los sentidos puede indicar lo que de realidad hay en los objetos del mundo. La verdad es cuestión sólo de palabras, mientras que la realidad interesa a los sentidos. A falta de algo mejor, para paliar la limitación de las posibilidades cognoscitivas de la realidad se puede intentar utilizar en un discurso la noción de cosas “probables”. Para Locke, Dios es el resultado de una inferencia y las enseñanzas resultantes de la fe deben estar de acuerdo con la razón. Ateísmo y escepticismo están pues muy presentes en John Locke, como en la mayor parte de los empiristas ingleses.
En resumen la principal idea que subyace en el Ensayo es que únicamente la sensación permite la comprensión de la realidad y que la verdad pertenece sólo al discurso.
En la esfera política, John Locke es considerado el padre del liberalismo moderno. Propone que la soberanía emana del pueblo; que la propiedad, la vida, la libertad y el derecho a la felicidad son derechos naturales de los hombres, anteriores a la constitución de la sociedad.
El Estado tiene como misión principal proteger esos derechos, así como las libertades individuales de los ciudadanos. También sostiene que el gobierno debe estar constituido por un rey y un parlamento. El parlamento es donde se expresa la soberanía popular y donde se hacen las leyes que deben cumplir tanto el rey como el pueblo. Anticipándose a Montesquieu, a quien Locke influyó, describe la separación del poder legislativo y el ejecutivo. La autoridad del Estado se sostiene en los principios de soberanía popular y legalidad. El poder no es absoluto sino que ha de respetar los derechos humanos.
Al Estado le confiere funciones de decisión en controversias entre los individuos, en el contexto de la pluralidad y la tolerancia, puesto que se dan diversidad de opiniones e intereses entre los hombres, fruto de las distintas vías individuales de búsqueda de la felicidad, por lo que el desacuerdo y los conflictos son inevitables.
Locke postula asimismo que los hombres viven en el estado de naturaleza en una situación de paz y sometidos a leyes naturales que surgen de la razón. Este proceso de creación de la sociedad civil y/o política se da por medio de un contrato social destinado a proteger la propiedad privada y la vida de los individuos.