El budismo es una doctrina filosófica y religiosa no teísta perteneciente a la familia dhármica y, según el vedismo, de tipo nástika. Derivada del brahmanismo, el budismo fue fundado por Buda Gautama en la India en el siglo VI a. C., donde experimentó una rápida expansión hasta llegar a ser la religión predominante en el siglo III a. C. En este siglo, el emperador indio Aśoka lo hace religión oficial de su enorme imperio, mandando embajadas de monjes budistas a todo el mundo conocido entonces. No será hasta el siglo VII cuando iniciará su declive en su tierra de origen, aunque para entonces ya se habría expandido a muchos territorios. En el siglo XIII había llegado a su casi completa desaparición de la India, pero se había propagado con éxito por la mayor parte del continente asiático.
El budismo ha ayudado en la difusión del lenguaje, y la adopción de valores humanistas y universalistas. Es una filosofía importante en Asia donde se encuentra presente en la totalidad de sus países. Desde el siglo pasado se ha expandido también por el resto del mundo. Al carecer de una deidad suprema pero mostrar a la vez su carácter salvífico y universalista, ha sido descrita también como fenómeno transcultural, filosofía, o método de trasformación.
El budismo es en número de seguidores una de las grandes religiones del planeta. Contiene una gran variedad de escuelas, doctrinas y prácticas que históricamente se han clasificado en budismo Theravāda, Mahāyāna y Vajrayāna.
Buda Gautama
Hay certeza histórica y científica sobre la existencia del Buda Gautama, originalmente llamado Siddharta Gautama y conocido después también como Śākyamuni o Tathāgata. Se sabe que provenía de la segunda casta hindú, la kṣatriya, compuesta de guerreros y nobles.
La vida y enseñanzas de Gautama se transmitieron de manera oral hasta la primera compilación escrita del budismo, llamada el Canon Pāḷi, donde los hechos de su vida aparecen de manera dispersa. Pero no existirá una compilación biográfica completa hasta bastantes siglos después, siendo la más reconocida la del maestro y erudito hindú Aśvaghoṣa que vivió en el siglo I de nuestra era.
Más allá de su simple interés biográfico, estas historias son vistas como una guía para la vida de sus seguidores, en la que los diferentes episodios clave constituyen metáforas de los procesos de crisis y búsqueda espiritual del ser humano. Además de la recopilación sobre su vida como Siddhārtha, existen también relatos sobre sus vidas previas llamadas jatakas. En estos relatos Buda aparece como un bodhisattva; alguien que atraviesa obstáculos a través de varias vidas en el camino hacia el Nirvāna.
Según la tradición, Los Cuatro Encuentros fueron una de las primeras contemplaciones de Siddhārtha. A pesar de las precauciones de su padre, alcanzó a salir del palacio en cuatro ocasiones en las que vio por primera vez en su vida a un anciano, a un enfermo, a un cadáver y por último a un asceta, realidades que desconocía personalmente.
A los 29 años, después de contemplar los cuatro encuentros, decidió iniciar una búsqueda personal para investigar el problema del sufrimiento. A esta decisión se le llama La Gran Renuncia. Se unió al entonces numeroso y heterogéneo movimiento hindú de los sramanas (‘vagabundos religiosos mendicantes’), renunciando a todos sus bienes, herencia y a su posición social, para seguir prácticas religiosas y ascéticas.
Nirvana de Siddhārtha
Siddharta, después de casi morir de hambre a causa de un estricto ascetismo, se dio cuenta de que la moderación entre los extremos de la mortificación y la indulgencia hacia la experiencia sensorial, lograba incrementar sus energías, su lucidez, y su meditación. Con este hallazgo, que llamó Camino medio, comió algo y se sentó bajo una higuera Bodhi, una especie sagrada en la India, con la promesa de no levantarse hasta hallar la solución al sufrimiento y ser un Buda. Esto ocurrió en la localidad de Bodhgaya, cerca de Benarés, que actualmente es un sitio sagrado de peregrinación budista.
Siddharta atravesó distintas etapas de meditación. En la primera parte de la noche logró el conocimiento de sus existencias anteriores (pubbe nivasanussati ñana), durante la segunda parte de la noche alcanzó el conocimiento de ver seres morir y renacer de acuerdo con la naturaleza de sus acciones (cutupapata ñana) y durante la última parte de la noche purificó su mente (asavakkhaya ñana) y tuvo un entendimiento directo de las Cuatro Nobles Verdades (cattari ariya-saccani).
Como última prueba se presentó Mara (la tendencia a la maldad en seres samsáricos, a veces interpretado como demonio), quien le ofreció una serie de tentaciones. Sin embargo, Siddharta no cayó en estas tentaciones, con lo que logró ser libre del aferramiento a las pasiones pero sin represión de estas (destruyendo las cadenas del samsara).
Al final, conoció que había logrado un estado definitivo de no-retorno al que se llama Nirvāņa, que significa ‘cese (del sufrimiento)’ pero que no es posible describir claramente con lenguaje. En ese momento dijo “hecho está lo que debía hacerse”. Tras alcanzar la iluminación, dedicó su vida a propagar sus enseñanzas en el norte de la India.
El despertar de Gautama es el punto de partida histórico del budismo, y parte de la enseñanza de que alcanzar el Nirvana es posible; todos los seres humanos tienen el potencial de lograr un cese del sufrimiento y comprender la naturaleza del bodhi.
Fundamentos budistas y las Cuatro Nobles Verdades
También llamado el Dharma (en sánscrito, significa: soporte, apoyo, lo que mantiene, la ley, la verdad, la auténtica naturaleza de la realidad, el camino), los Fundamentos budistas son la base de las enseñanzas del budismo.
A pesar de una enorme variedad en las prácticas y manifestaciones, las escuelas budistas comparten principios filosóficos comunes. El estudio más profundo y la práctica más intensa, solía limitarse en Oriente a las órdenes monásticas. En la actualidad sólo el budismo theravāda tiene un énfasis en la vida monástica en detrimento de la vida laica. Las otras corrientes desarrollan y elaboran sobre determinados aspectos del budismo original de la India.
Todos los elementos de las enseñanzas filosóficas fundamentales se caracterizan por estar estrechamente interrelacionados y contenidos en otros, por lo que para alcanzar su entendimiento se necesita una visión holística de su conjunto. Además, se suele subrayar el hecho de que todas las enseñanzas son solo una manera de apuntar, guiar o señalar hacia el Dharma, pero del cual debe darse cuenta el mismo practicante. El Dharma solo puede ser experimentado o descubierto de manera directa a través de una disciplinada investigación y práctica personal.
Según el budismo las cuatro nobles verdades son:
- La vida incluye duḥkha (sufrimiento, insatisfacción o descontento):
El nacer es sufrimiento, la enfermedad es sufrimiento, la vejez es sufrimiento, la muerte es sufrimiento, la pena es sufrimiento, así como la lamentación, el dolor y la desesperación. El contacto con lo desagradable es sufrimiento, la separación de lo que es placentero es sufrimiento, el deseo insatisfecho es sufrimiento. En definitiva, los cinco agregados de la mente y el cuerpo que producen los deseos (corporeidad, sentimiento, percepción, formaciones mentales predispuestas y consciencia discriminativa) son sufrimiento. - El origen del sufrimiento es el tṛṣṇā (anhelo, deseo, literalmente sed): El sufrimiento se origina en el ansia que causan los deseos, los sentidos y el placer sensual, buscando la satisfacción ahora aquí y después allí, el ansia de llegar a ser, el ansia de nacer de nuevo y el ansia de ser aniquilado.
- El sufrimiento puede extinguirse cuando se extingue su causa:
El sufrimiento se extingue con el abandono del ansia de placeres sensuales, de llegar a ser y de aniquilación, y con la ausencia de pasión, el no albergar ya más. - El noble camino es el método para extinguir al sufrimiento:
El budismo prescribe un método, o camino, con el que se intenta evitar los extremos de una búsqueda excesiva de satisfacción por un lado, y de una mortificación innecesaria por el otro. Este camino comprende la sabiduría, la conducta ética y el entrenamiento o cultivo de la mente y corazón por medio de meditación, atención y la plena consciencia del presente de manera continua.
Conceptos budistas: las Tres Características de la Existencia
(Tri-Laksan, en sánscrito Las Tres Marcas, Los Tres sellos, Las Tres Realidades)
Esta enseñanza fundamental del budismo explica la naturaleza de los fenómenos del mundo percibido, los cuales poseen tres características universales:
- Anitya: impermanencia.
- Anātman: inexistencia de un ego permanente.
- Duḥkha: sufrimiento, descontento o insatisfacción.
Según el budismo, toda acción intencionada (karma) crea uno o varios efectos que aparecen cuando las circunstancias son proclives, a lo que se llama maduración (vipaka) o fruto (phala). El karma en aplicación a la doctrina budista se refiere a cualquier acción de habla, cuerpo o pensamiento. Por tanto los movimientos ajenos a la volición o la intencionalidad —como ocurre en el caso de actos reflejos— son neutrales kármicamente. Sin embargo, cualquier movimiento de la voluntad es karma aunque no sea consciente.
El «buen» y «mal» karma se distinguen de acuerdo a la raíz de las acciones. La oscuridad (el mal) no puede dar lugar a un brillante (feliz) resultado, pero aun así el karma puede estar mezclado debido a una variedad de motivos buenos y malos.
El karma en el budismo explica también las diferencias por las que los seres tienen una vida más o menos larga, riqueza, belleza, salud o sabiduría. Es una ley para explicar un mecanismo en el que está ausente un ser consciente que juzgue. Así, en el Mahakammavibhanga Sutta Buda explica los 4 tipos de personas que deben distinguirse respecto al karma y su destino previsible:
- Quien hace el mal y va a un infierno, estado de degeneración o un renacimiento inferior.
- Quien hace el mal y va a un cielo, estado feliz o renacimiento superior.
- Quien hace el bien y va a un cielo, estado feliz o renacimiento superior.
- Quien hace el bien y va a un infierno, estado de degeneración o un renacimiento inferior.
Nótese que cielo e infierno no están expresando exclusivamente el destino tras la muerte, sino estados luminosos y felicidad o bien de oscuridad e infelicidad, que existen también en vida como efectos de acciones previas. El mecanismo del karma supone por tanto un reflejo bastante fiel de la realidad, no siempre considerada justa y en donde a las acciones buenas o malas no les sucede siempre el efecto deseado.
La doctrina de karma budista no es totalmente determinista ni fatalista. Karma no significa destino ni predeterminación, ya que no existe un automatismo ciego en la voluntad respecto a las tendencias mantenidas y no es posible anticipar que ocurrirá. La práctica budista además permite tomar observación y consciencia de este funcionamiento para ocasionar un distanciamiento respecto a esas tendencias.
Karma es una más de las cinco tipos de condicionalidad o procesos lógicos del Universo (niyamas):
- Inorgánica.
- Orgánica.
- Psicológica.
- Moral.
- Trascendental.
Estos tipos de condicionalidad son impersonales y no hay intervención divina en ellos. Del mismo modo que la ley de la gravedad no requiere intervención divina. Algunos tipos de condicionalidad son inmutables: ni siquiera un Buda puede escapar de ser afectado una vez que ya nació y tiene un cuerpo.
Surgimiento condicionado
El surgimiento condicionado es expuesto en el Maha-nidana Sutta o «Discurso de las causas». Constituye una formulación elaborada del proceso de existir y de cómo los seres están atrapados por la ignorancia en un ciclo de sufrimiento. Este proceso es constante, y supone una explicación que abarca tanto la duración de todas las vidas pasadas como de la vida actual, instante tras instante. Por lo tanto el «ser» supone un ámbito que se crea y destruye momento tras momento.
La originación dependiente contiene 12 eslabones:
- Avidyā: ignorancia
- Samskāra: formaciones mentales
- Vijñāna: consciencia
- Nāma Rūpa: nombre y forma (pre-materialidad)
- ŞaDāyatana: sensorialidad (órganos sensoriales)
- Sparsha: contacto
- Vedanā: sensación
- Tŗşņa: deseo, querer
- ‘‘Upādāna’’: aferramiento
- Bhava: devenir
- Jāti: nacimiento
- Jarā-maraņa: decaimiento, vejez, muerte.
Así, con la ignorancia como condición surgen las formaciones mentales. Con las formaciones mentales como condición surge la consciencia. Con la consciencia como condición surge el nombre y la forma. Con nombre y forma como condición surgen los órganos sensoriales. Con los órganos sensoriales como condición surge el contacto. Con el contacto como condición surge la sensación. Con la sensación como condición surge el deseo. Con el deseo como condición surge el aferramiento. Con el aferramiento como condición surge el devenir. Con el devenir como condición surge el nacimiento. Con el nacimiento como condición surge el decaer, la vejez y la muerte.
Mientras la ignorancia no se erradica, de nuevo se repite el proceso sin fin. El camino budista busca erradicar la ignorancia y romper esta cadena, es lo que se conoce como nibbana o nirvana (el cese) de esta cadena.
Renacimiento
En la India, la idea de reencarnación era ya parte del contexto en el que nació el budismo. En el budismo se prefiere el término «renacimiento» en vez de «reencarnación», debido a que no afirma la existencia de un alma perdurable que pueda transmigrar. Así, el renacimiento en el budismo no es igual que la reencarnación en el hinduismo. Para entender el renacimiento es necesario entender también el concepto de anatta.
En el renacimiento budista, el proceso del karma hará que la existencia de seres conscientes se manifieste, pero no existe un alma o espíritu eterno. Así, las acciones de cuerpo, habla y pensamiento conllevan efectos que se experimentarán con el tiempo, ya sea en la vida actual o siguiente. La continuidad entre individuos la constituye esa corriente causal, que es manifestada como tendencias y circunstancias en sus vidas.
El renacimiento no es visto como algo deseable, ni significa un determinismo o destino. El camino budista sirve para que la persona pueda liberarse de esa cadena de causas y efectos. Mientras no exista un cese de este ciclo, nuestra vida es Samsárica. Si bien el individuo debe experimentar las circunstancias en las que le toca vivir, a la vez es el único responsable de lo que decida hacer frente de ellas.
La meditación, práctica fundamental en el budismo, es una herramienta útil para el budista. Con esta práctica aprende a observar cómo no existe un dueño de (sus) pensamientos, pero que a la vez es responsable de lo que decida hacer con estos. El apego o no apego son por tanto la clave para conseguir más ecuanimidad respecto a sí mismo y al mundo.
Nirvāņa: El Despertar, La Iluminación
Buda Gautama afirmó que es posible el cese definitivo del círculo de la originación dependiente y el renacimiento. La meta de la práctica budista es por tanto el de despertar del Samsāra para experimentar la verdadera naturaleza de la existencia y la vida. Este esquema de realidad se expresa en las enseñanzas por medio de las Cuatro Nobles Verdades, Las Tres Marcas de la Existencia, la Originación Dependiente y el Renacimiento (explicadas anteriormente). Alcanzar este estado de liberación implica por tanto vivir una nueva experiencia sobre la naturaleza de la vida, de la muerte y del mundo que los rodea.
A las personas que no hayan alcanzado este estado aún, sólo se les pueden proporcionar definiciones, analogías y comparaciones imperfectas e indirectas sobre este estado. El Nirvāņa se describe principalmente por lo que no es: no-nacido, no-originado, no-creado, no-compuesto. Sin embargo no se debe confundir ni con la aniquilación o aislamiento del individuo ni con un nihilismo.
Como la experiencia del Nirvāņa no es descriptible de manera clara con el lenguaje, y por lo tanto no es fácil de comunicar, lo único que se puede dar es una indicación del camino a seguir para obtenerla.
Práctica y ética budista
El Noble Camino tiene ocho aspectos:
Prajñā: Sabiduría
- saṃyak dṛṣṭi: visión o comprensión correcta
- saṃyak saṃkalpa: pensamiento o intención correcta
Śīla: Conducta Ética
- saṃyak vāc: habla correcta
- saṃyak karmānta: acción correcta
- saṃyak ājīva: medio de vida correcto
Samādhi: Disciplina Mental o Cultivo Meditativo
- saṃyak vyāyāma: esfuerzo o diligencia correcta
- saṃyak smṛti: consciencia del presente o atención correcta
- saṃyak samādhi: concentración o meditación correcta
La ética budista se fundamenta en los principios de ahimsa (no ocasionar daño) y el Camino medio: moderación; no reprimir ni tampoco aferrarse a nada. Según las enseñanzas budistas, los principios éticos están determinados por el hecho de si una acción cualquiera podría tener una consecuencia dañina o perjudicial para uno mismo o para otros. En el budismo se utiliza la expresión demente hábil, que es aquella que evita todas las acciones propensas a causar sufrimiento o remordimiento. El esfuerzo y la intención empleados determinará la carga kármica de la acción.
A diferencia de una regla impuesta por una autoridad, un precepto es una base o guía ética personal. La ética budista se basa en Los cinco preceptos:
- No tomar la vida de nadie
- No tomar lo que no me pertenece
- No tener una conducta sexual dañina
- No decir mentiras
- No consumir intoxicantes
Los monjes y monjas budistas por su parte, siguen más de 200 normas de disciplina descritas en detalle en el Vinaya pitaka; algunos monjes y monjas budistas zen no tienen que seguir el voto de castidad ni pobreza (pueden casarse y trabajar).