Frente a la clásica definición de comunidad entendida como “congregación de personas que viven unidas bajo ciertas constituciones y reglas”, por ejemplo: comunidad académica, comunidad europea, etc., insertas en la sociedad real; aparecen las comunidades virtuales en el ciberespacio, lugar electrónico, de la sociedad virtual.
Para los sociólogos, quienes han utilizado el término de manera más sistemática, una comunidad es un tipo especial de grupo social. Un grupo social es un conjunto de personas que persiguen un fin común, para lo cual establecen una red de relaciones producto de su interacción y comunicación, cuya conducta se rige por un conjunto de normas culturales y comparten intereses, creencias y valores comunes. Estas normas, intereses, creencias y valores establecen la identidad y los límites del grupo y lo diferencian de su entorno. Existe igualmente un componente afectivo, de solidaridad mutua y un sentimiento de pertenencia al grupo, el cual permite a sus miembros identificarse con él y sus patrones culturales característicos y distinguir quien pertenece al grupo y quien no. Concebido de esta forma, el grupo social es una unidad de pensamiento, sentimiento y acción y tiene una mayor permanencia en relación con otros agrupamientos sociales. Ejemplos de grupo son una familia, un grupo de amigos, un grupo de trabajo.
En la web surge el correo electrónico, luego los grupos de noticias, las conferencias electrónicas (comunicación asincrónica) y el chat (comunicación sincrónica). Luego aparecieron otros servicios de comunicación mediante computadora que facilitaron el surgimiento de las primeras comunidades virtuales. Por una parte, tenemos los Newsgroups de USENET y las listas o conferencias electrónicas, que son instrumentos de comunicación en tiempo diferido (o comunicación asincrónica) y, por la otra, ambientes de comunicación en tiempo real (o comunicación sincrónica), como el Internet Relay Chat (IRC).
Howard Rheingold, a quién se le atribuye haber acuñado el término «comunidad virtual», en su libro, The Virtual Community, que se ha convertido en un clásico de la literatura sobre el ciberespacio, define las comunidades virtuales como «…agregaciones sociales que emergen de la red cuando un número suficiente de personas entablan discusiones públicas durante un tiempo lo suficientemente largo, con suficiente sentimiento humano, para formar redes de relaciones personales en el ciberespacio» (Rheingold, 1993: 5). En esta definición encontramos tres elementos básicos: la interactividad, el componente afectivo y el tiempo de interactividad, como condiciones para que exista una comunidad virtual y ellas corresponden a algunas de las características de las comunidades en general.” (José Silvio)
En la Declaración de Principios para Construir la Sociedad de la Información: un desafío global para el nuevo milenio, en su parte A, aluden a los principios rectores de la sociedad de la información y explican en los ítems 1 y 2 lo siguiente:
1- Nosotros, los representantes de los pueblos del mundo, reunidos en Ginebra del 10 al 12 de diciembre de 2003 con motivo de la primera fase de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información, declaramos nuestro deseo y compromiso comunes de construir una Sociedad de la Información centrada en la persona, integradora y orientada al desarrollo, en que todos puedan crear, consultar, utilizar y compartir la información y el conocimiento, para que las personas, las comunidades y los pueblos puedan emplear plenamente sus posibilidades en la promoción de su desarrollo sostenible y en la mejora de su calidad de vida, sobre la base de los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y respetando plenamente y defendiendo la Declaración Universal de Derechos Humanos.
2- Nuestro desafío es encauzar el potencial de la tecnología de la información y la comunicación para promover los objetivos de desarrollo de la Declaración del Milenio, a saber, erradicar la pobreza extrema y el hambre, instaurar la enseñanza primaria universal, promover la igualdad de género y la autonomía de la mujer, reducir la mortalidad infantil, mejorar la salud materna, combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades, garantizar la sostenibilidad del medio ambiente y fomentar asociaciones mundiales para el desarrollo que permitan forjar un mundo más pacífico, justo y próspero…
Esta iniciativa de las Naciones Unidas, propone que los ciudadanos sean: respetados como persona individual y pertenecientes a un grupo llamado SI (sociedad de la información). Participar en procesos de aprendizaje de estos medios y sus características. De que los estados generen políticas públicas de inclusión y puestos de trabajo. De tener acceso a conexiones de Internet con costos moderados y desde lugares inhóspitos. Derecho a la privacidad y protección de datos. A la libertad de expresión y a los derechos de propiedad intelectual
Ciberciudadanos
Las nuevas tecnologías han introducido profundos cambios en la vida cotidiana de las personas. Asimismo, con la aparición de estos nuevos consumidores aparecen nuevos estudios de mercado, justamente para responder a las necesidades de este medio de comunicación, como consideramos a Internet, con usuarios tan disímiles, heterogéneos y simultáneos, puestos a disposición de todo aquel que quiere llegar con sus mensajes y se conecte a la red.
El ciberespacio interactúa entre dos coordenadas: tiempo real versus tiempo virtual y genera ciberconsumidores y ciberciudadanos; acceso desigual a las oportunidades cualquiera sean su índole, desde la esfera individual a la colectiva; desde las diferente posibilidades geográficas de vida: ciudades – áreas urbano-marginales- marginales; acceso a la educación, servicios asistenciales; desarrollo científico-tecnológico.
La red de las oportunidades es también la red de las diferencias y coexistiendo entre polaridades, se dibujan y modifican constantemente los ciberciudadanos; forman, arman, desarman y vuelven a armar comunidades virtuales, modificando de forma permanente el espectro de las personas que acceden a la red de redes, de sus perfiles, lugares de acceso, edades, género de pertenencia.
Ciberciudanos, con derechos y obligaciones reales, tan reales como la sociedad en la que vivimos.